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20 Abril 2021


Presentación


La Primera edición en castellano del Libro de Contemplación en Dios.

Matilde Rovira (Ed. PALAS ATENEA)


En este entorno inusual, pero que ya se está convirtiendo en costumbre, nos reunimos virtualmente para presentar la 1ª Traducción al castellano del Libro de Contemplación en Dios, ya obra completa, que, quizás por ser la más extensa obra de Ramon Llul, aún no había sido traducida al castellano, ni a casi ninguna otra lengua (quizás sólo al Francés) por lo que pasa  a ser la única edición en una lengua española, disponible en librerías al no haber en este momento otra edición completa. Un hito editorial al que nos gusta acogernos.

Porque tampoco está disponible en la catalana, sólo en Bibliotecas o entre muy cotizados libros antiguos, según explican las Introducciones de los 3 vols. realizadas por la Profª Julia Butiñá. Porque hasta ahora no había edición disponible, sólo un anuncio bibliográfico del primer libro, y un resumen en ed digital, cuando se presentó en el CERCLE CATALÁ de Madrid. el PRIMER VOLUMEN con los Libros Primero y Segundo, completos, EN ABRIL DE 2019.

Desde entonces, pandemia mediando, esta magna obra de edición y traducción se ha completado en sus 5 Libros, y se ha podido llevar a cabo y salir a la luz precisamente gracias a la Profª Butinyá, a su  entusiasmo filológico en toda la extensión de la palabra filo-lógico, que le hizo localizar y entusiasmar a varios traductores, teniendo muy en cuenta que el original iba a ser principalmente sobre el escrito en Latín, y bajo la sospecha de que ya era una traducción de un quimérico original en árabe... Detalles bibliográficos que nos cuenta Butinyá en sus Introducciones. 

Por eso, en el origen del trabajo. empezó por incorporar a su equipet a 2 especialistas en lengua latina, Carmen Tere Pabón de Acuña, traductora y literata, y Matilde Conde de Salazar, bibliógrafa, contando al tiempo con otra bilingüe catalanocastellana y profesora de español de amplia trayectoria, a la que conocía de muchos años de bilingüísmo la Profª Butiñá: María Lluisa Ordoñez Llanos: los 4 puntales de la traducción de todos los libros con la Coordinadora Butinyá, y a los que fue incorporando sabiamente varios traductores, citando su aportación con datos exactos en las correspondientes Introducciones, volumen a volumen.

Equipet, por tanto, que inevitablemente fue creciendo y a algunos ya tuvimos ocasión de escucharlos en Julio pasado, en el marco virtual de la SEU Universitaria de la Universitat de Alacant, cerrando el Simposi Internacional, que tenía  el sugerente título  de Delits Pohibits, y que se celebró también bajo la organización de IVITRA, donde desplegó casi todas sus relaciones internacionales para evidenciar la actualidad de la literatura catalana medieval , en un Simposi, coordinado por Jordi Antolí de la Universitat d?Alacant, actuando de Secretari Vicent Escartí, de la Universitat de València, como Rafael Roca, y de Director  el de IVITRA, Vicent Martínes de la U de Alacant; Simposi que, desde entonces, quedó visible en nuestra www.editatenea.com, donde se mantiene para que puedan conocer al amplio elenco de Profesores visitantes, y sus especializadas intervenciones, en Formato ya audiovisual en remoto y diferido, Formato que parece que ha venido para quedarse. 

En el último acto allí se hizo la 1º presentación de la obra completa, aunque sólo con la participación de los Traductores que estuvieron disponibles. 

Ahora, en un zoom que nos proporciona la Universidad de Porto podemos escuchar a todos, según se puede seguir en el Programa recibido, comenzando a continuación por la escritora Rosa Planas, a la que invitó Butinyá porque sabía que ya había traducido un capítulo singular de la obra, el 354, de la Distinción XL y última, con el aleccionador episodio de las tres doncellas?dato que facilitamos por si quieren localizarlo en el tercer volumen?

Seguirá el mallorquín Antonio Ortega Villoslada, de la UNED, quien tradujo varios interesantes capítulos para el II volumen lo que también se puede leer en la Introducción de quien hoy cerrará el acto, la Profª Coordinadora y artífice de esta gran traducción, la Profª Butinyá, que hoy nos va a dar su idea de lo que va a significar esta magna traducción en el momento actual, dado que, del cometido de cada traductor, con detalles muy concretos de su participación en las distintas etapas de la traducción, ya  nos deja constancia en las Introducciones magistrales de los tres vols.

Los Datos de los traductores también quedan reseñados por nosotros en las solapas de cada volumen, según su participación. 

El 22 de abril, pasado mañana, abrirá como traductor, el Prof Complutense Juan Miguel Ribera, seguido de los ya citados traductores María Llusa Ordóñes, Matilde Conde y el aquí anfitrión, traductor José Higuera... con amplia participación en el tercer volumen. 

A continuación, y como corresponde al Patrocinador, nos hablará el Prof Vicent Martínes, Director de IVITRA, este Institut virtual Internacional de Traducció de la UAlacant, un Institut existente desde hace años y que consideramos ahora premonitorio de las nuevas formas para evidenciar  la Investigación, dentro de su reflexión de hoy, y de siempre, bajo  el título  Ramon Llull, lengua románica y primeros humanistas en el paso del  siglo XIII al XIV. 

Vicent Martines, además, fue el Proponente y patrocinador, en una fructífera Velada junto a Julia Butinyá en el CIRCULO DE BELLAS ARTES de Madrid,  de esta magna edición de la Primera traducción al castellano del Libro de contemplación en Dios, de Ramon Llull ediciónque nadie se había atrevido a emprender, hasta que Vicent Martines ofreció el impulso necesario de IVITRA a la ya muy reconocida traductora Proª Butinyá que, entre otras traducciones, ha realizado para nuestra editorial Lo somni, de Bernar Metge, obra  a partir de la cual  Ricardo da Costa también nos tradujo al Portugués.

Posteriormente Butinyá había realizado también la preciosa y peculiar edición, con su nueva traducción entre otras muy señeras, del Libro de la Orden de caballería , y otras 4 obras, nada menos que las breves pero  significativas El cant de Ramon, El desconhort, el Liber Natalis, y El Phantasticus, que han podido  ser leídas en castellano también gracias a la traducción, dirección y coordinación de Julia Butinyá. De todas ellas pueden tener los datos necesarios en nuestra www.editatenea.com  como Bilingües  catalán/español  o catalán/portugués o sólo castellano o sólo portugués, y donde también pueden consultar el contenido temático del Libro de contemplación en Dios, con la muestra de las 365 Rúbricas, Libro a Libro. 

Muchas gracias por su interés y atención. 


 





El contemplador contemplado

Rosa Planas


Hablar del Libro de contemplación es como intentar reflotar un iceberg, que oculta tanto como muestra y aun esconde lo que, a pesar de ser translúcido, encierra en su interior. Por su extensión y por su ambición es una obra comparable a las Etimologías de san Isidoro, aunque sin duda, lo que distingue a ambas creaciones es una cuestión de objetivos y también de actitud. El libro de Isidoro es básicamente descriptivo, enciclopédico en su concepción de abarcar todo el saber humano. Sin embargo, el Libro de Llull se propone algo muy distinto, el título nos orienta: Contemplación. Y qué significa una palabra tan diáfana, pero tan poco explicada. Contemplación es un término místico, cuyo verbo latino contemplor designa la acción de 'mirar atentamente' aunque sin especificar los órganos con que hacerlo. Sin embargo, así como lo entendemos hoy, después de siglos de mística, su finalidad sólo alcanza a aquellos que han superado la fase experimental, la que realizamos a través del camino de los sentidos, pero que deja de servirnos cuando ya no bastan los recursos racionales para explicar la vida sobrenatural. La contemplación nos introduce en una visión que prescinde de las fiabilidades sensuales para ver con "ojos espirituales" - de los que nos habla el mismo Llull - aquello que nos llega del exterior y es ajeno a nosotros mismos.

El magno Libro de contemplación es un esfuerzo supremo por superar las estrecheces que limitan el conocimiento humano, para llegar a ese conocimiento casi divino, iluminado, que nos orienta en la noche de la vida corporal. Llull es el gran maestro de la contemplación, perfeccionando una forma de relacionarse con la realidad que no era ajena a otras religiones como el islam o el judaísmo. Efectivamente, Llull bebe de esa tradición islámica que se manifiesta mística a través del sufismo. Y así alcanza ese desprendimiento de la vida sensual para permanecer en la contemplación, convertida en el navío que navega hacia la diferencia sutil entre observar y contemplar.

El Libro de contemplación fue escrito primeramente en árabe y después traducido y reelaborado por el mismo Llull. Es su primera gran obra después de la iluminación. Con ella se dirige al mundo laico pero culto, que ha percibido a Dios de un modo distinto al presentado por el dogmatismo de la época, que a veces se revelaba pragmático e incluso inmoral. Reconoce en la espiritualidad islámica una exigencia superior al mero cumplimiento de los ordenamientos, las middot del judaísmo, que se amparan en una idea de la religión obsesivamente reglamentada. Llull asume que orar es también razonar, imaginar, y especialmente contemplar. Su Libro, según lo clasificó el profesor Álvaro Galmés Fuentes, "constituye una colosal enciclopedia mística"[1] un esfuerzo titánico por difundir la versión celeste - parafraseando al poeta Juan Larrea - del ser humano en camino de ser recreado. Llull lo escribió pensando que era el Libro definitivo, un material invulnerable contra el cual nadie ni nada podría oponer resistencia. Sin embargo, pronto se dio cuenta de su error de percepción, y por ello necesitó escribir doscientos libros más - contados grosso modo - para dar a entender lo que estaba en origen en este su gran mosaico inicial.

El Libro de contemplación puede ser considerado el primero, pero también el último entre los que escribiera Llull, pues la posterior expansión de su escritura obedece - a mi entender - a motivos propedéuticos y pedagógicos. Llull se explica y se replica en múltiples formas y facetas, en opúsculos, libros, variantes, y refundiciones, pero su mundo primigenio está en esta obra, que culminó como una obra de arte (no solamente del arte luliano) sino del arte de escribir y crear una lengua nueva, el catalán, a la que flexionó para explicar y explicarse una vida en construcción, la de un autodidacta que habiendo recibido una revelación seguiría adelante hasta lograr transformar no solamente su vida de individuo particular, sino, y aún sin llegarlo a saber, la vida del pensamiento occidental.

Afirmaba Fernando Domínguez en fecha reciente que "el extensísimo e impresionante Libre de contemplació en Déu, la pieza más importante de toda su inmensa producción literaria, enciclopédico resumen y punto de partida de toda su obra, no se puede comprar en ninguna librería catalana".[2] Y eso es tan cierto como que, junto a una erudita y perfecta edición dirigida por Antoni I. Alomar, que sigue su curso encauzada en los límites del mundo académico,[3] necesaria e imprescindible para todo aquel que quiera estudiar en profundidad la obra luliana, no existe sin embargo una edición popular dirigida al público no necesariamente erudito, ya que la obra tiene cualidades para gustar a todo género de lector imaginativo. Y no es que no se haya intentado, no hace muchos años, un editor mallorquín, Miquel Font, desgraciadamente desaparecido, editó el facsímil de la edición de 1906. El resultado fue un tremendo fracaso económico, el libro no se vendió ni tan siquiera para pagar los costes de su limitada edición. Llull nunca ha sido un best-seller aunque si se analiza contiene todos los ingredientes para serlo.

Para mí, el haber trabajado en esta traducción coral supone un honor y un desafío, pues mostrar en otro idioma la compleja diversidad y riqueza de un creador como Ramon Llull no es tarea fácil, pero siendo exigente como lo fuera el mismo Llull, he tratado de adaptar su verbo al castellano sin desmerecer su belleza ni su rica polifonía. Intentar pensar como Llull es aprender a traducirlo, así lo hicieron sus comentadores más insignes, desde Giordano Bruno a Ana María del Smo. Sacramento, ellos lidiaron con conceptos que derivaban en palabras entretejidas de sufijos y desinencias, rúbricas de lo abstracto que se modulan en expresión verbal: amabundus, amancia, amicicia[4] y otros neologismos que buscaban crear el lenguaje del amor, aquel que Llull desveló como el lenguaje de Dios, y que él mismo llevó a su cima en el uso de sus funciones más radicales. Amor, amar, amigo y amado son lo mismo en lo posible, aunque escapan de la cronología de lo estrictamente racional para restaurar lo eterno, lo verdaderamente divino.

Los 365 capítulos que constituyen esta obra dan forma al año contemplativo. El obispo Torras y Bages (fl. 1916), épico defensor de la catalanidad universal de Llull, afirmaba con tino que quien no ha leído el Libro de contemplación no conoce a Llull, asentando así la referencia esencial dentro de la extensa bibliografía del polígrafo mallorquín.

El Contemplador (así llamaron al libro Antonio Nicolás (1696) y Juan de San Antonio (1733) en alusión a un Yo construido en la extrañeza del mundo, que abandonando su pasado se dirigía hacia un nuevo conocimiento, hacían hincapié en la singularidad del pensador. Ese contemplador que se ve a sí mismo en el Otro, al que la dimensión teológica ha llamado Dios, pero al que este nombre le queda pequeño. Y se percata de que más allá de sí mismo, el contemplador, existe un territorio nuevo donde reside la extraña divinidad.

Si las páginas traducidas, en mi caso el capítulo 354, donde se contempla por moral, alegoría, anagogía e inteligencia, sirven para relacionarnos con el universo luliano serán sin duda una aportación que enriquezca la cultura desvalijada de su empuje trascendente, donde cabe reencontrarse de nuevo con emociones y experiencias, derribando los muros que construyen los sectarismos, la ignorancia y el oportunismo.


[1] Álvaro Galmés de Fuentes. Ramón Llull y la tradición árabe. Barcelona, Quaderns Crema, 1999, p.20

[2] F. Domínguez Reboiras: "Existo, luego pienso. El Libro de contemplación en Dios, de Ramon Llull" RLLCGV, XXV 2020, págs. 315-326, p.317.

[3] Ramon Llull. Llibre de contemplació en Déu. Volum I. Llibres I-II. Edició crítica d?Antoni I. Alomar (dir.), NEORLL, Palma, 2015.

[4] Anthony Bonner - Maria Isabel Ripoll. Diccionari de definicions lul·lianes. Universitat de Barcelona - Universitat de les Illes Balears, 2002, p. 106-107.





Sobre el valor actual del Libro de Contemplación en Dios de Ramón Llull y sobre su traducción al español[1]

Julia Butiñá  (ISIC-IVITRA, UNED, RABLB)


Como coordinadora de esta magna obra de Ramón Llull, agradezco al profesor José Higuera la oportunidad de su presentación tras la traducción al español. Asimismo, quiero expresar el reconocimiento a los editores: a Matilde Rovira por el cuidado de la impresión, tarea difícil dado lo voluminoso de la obra, y ahora, ante la labor de difusión pendiente. Y sobre todo a IVITRA, de la Universidad de Alicante, y a su director, Vicent Martines, quien ha hecho posible la edición, algo extraordinario en un momento de crisis para el libro en papel; ello supone haber entendido que era necesario editar obra de tal importancia, que no estaba traducida, no sólo al español, sino tampoco a ninguna otra lengua que no fuera el latín.[2]

En la presentación del I volumen del Libro de Contemplación (op. 2), en 2019,[3] así como en la del II, que ya tuvo que ser virtual,[4] me referí a la excelente conjunción del equipo traductor, que desde 2015 hemos trabajado sin ayudas y a distancia.[5] Primero, me referiré a lo que me invita este programa, que resalta "el oficio que se requiere para el traslado de un texto del vernáculo medieval a una lengua de uso contemporáneo", dando algunas muestras de dicho cometido, así como de la dialéctica que se genera habitualmente entre el equipo traductor y el editor, en editoriales con sello propio. Pues el objetivo de lograr una lectura llana, sin merma de exactitud, en una obra variopinta en contenidos -filosóficos o místicos- y con diversos tipos de lenguaje, ofrece distintas alternativas, que engendran una problemática, digna de atender detallada y fielmente ante un autor tan preocupado por la expresión, que aspira a renovarla (Retòrica nova, op. 97).  

A tal fin hemos afrontado diversos ajustes buscando soluciones. Pues vocablos como naturat o elementat, sin equivalencia en el diccionario de la RAE -guía indefectible normalmente para las editoriales-, se convertían en un escollo, a pesar de contar en algunos casos, como "naturado", con tradición medieval. Se concluyó respetando las expresiones típicamente lulianas, como "significaciones", y los conceptos claves y sus familias léxicas, como los relacionados con "orden" ("Dios ordenador"). La fórmula considerada un obstáculo se ha resuelto con anotaciones a pie de página o con un rodeo (p. e., "potencias intelectuales" por "intelectualidades" -cuando no se delata el significado, sin oponerse a "sensualidades"-). Como criterios más elementales, preferimos el uso de minúsculas ("hacedor") o esquivamos la repetición de "cosas", frecuente en textos filosóficos y a menudo suprimible.

Las notas han servido para valorar la riqueza de la lengua de Llull, indicando la forma catalana, o como dato de utilidad, comparando la fórmula de la versión latina.

El esforzarse desde distintos ángulos por adecuar una lengua a otra, a 8 siglos de distancia y sin tradición anterior en trasvases, manteniendo la esencia del lenguaje propio del autor y buscando la mejor adaptación al original, debe redundar necesariamente en una lectura más accesible.[6] Tal acercamiento lo empezamos cambiando el "Vos" por un "Tú", a lo largo de todo el texto, que es una conversación con la divinidad, y se ha acoplado a situaciones peculiares, como en los capítulos que denominamos algebraicos por analogía con las matemáticas, facilitando comprenderlos mediante corchetes, que aclaran el concepto detrás de cada letra. Con todo ello, esperamos dejar atrás el tópico de que sea una obra árida de leer. Y si hemos conseguido hacer la obra más cercana a la mentalidad actual, esta versión será un buen medio para acceder a la catalana primigenia, tratándose de un autor del siglo XIII, que abunda en juegos de palabras.[7]

Paso ahora a tratar de contenidos, de acuerdo con este Proyecto de Investigación. Pero, dado su nivel, no lo hago con pretensiones de enseñar, sino como muestra del relieve que doy al enfoque del entendimiento figurativo. Y dado que nos hallamos en el 7º centenario de la muerte de Dante, aportaré una sugerencia acerca de los dos filósofos- poetas, cuya relación ha sido ya frecuentada, pero nunca suficientemente.

Para ello, vamos al Convivio (a.1307), título que muestra el sentido imaginativo aludiendo al banquete de la sabiduría, al que se nos invita. Dejaremos el I tratado, en que comparte con Llull la valoración de la lengua romance, que, aunque es principal en la confrontación de los dos autores, es un aspecto atendido ya en este programa. Seguidamente, en el tratado II, desde el primer capítulo, explica los cuatro métodos empleados para interpretar las Escrituras (literal, alegórico, moral y anagógico), a los que Llull recurre también en nuestra obra; Dante lo ejemplifica con el relato de Orfeo y aplica el lenguaje metafórico a su enamoramiento de la Filosofía, su nueva Dama.  Llull combina -p. e., en el capítulo 354-[8] elementos de la literatura oriental, de la caballeresca o de la bíblica, para ocultar con una figura -como declara hacer Dante- una verdad bajo un bello engaño, resultando un relato tan extraño como sugerente. Para ello, nos ha preparado desde el inicio de los capítulos algebraicos (cap. 328), al igual que nos iniciaba en los árboles antes del III volumen (cap. 187).

Ambos exponen las limitaciones de la palabra frente al conocimiento, puesto que, debido a su carga sensual, la primera no puede expresar tanto la verdad como el entendimiento la puede entender; por esto, "hablamos en este sitio y en muchos otros sitios por semblanzas -dichas sensualmente y entendidas intelectualmente-",[9] según argumenta al inicio de dichos capítulos algebraicos. Idea específicamente luliana, que había anticipado en el volumen II, dedicándole todo un capítulo, el 155:[10] "El entendimiento, Señor, tiene más perfección para conocer la verdad, que la palabra para poder revelarla".[11] He ahí, pues, la necesidad de la figura para expresar el pensamiento.

Dante asimismo en el tratado III, explicando su canción, dice que deja todo aquello que su entendimiento no comprende "y, además, gran parte de lo que este entiende, porque no sabría expresarlo";[12] luego, tratando del amor, que es inefable y es parte de la sabiduría, imagina dos ciudades en las antípodas, Lucía y María, aproximadamente equidistantes de Roma. Mientras que en el LdC se representan las antípodas con un círculo,[13] para explicar que a veces parece posible lo imposible y viceversa, como ejemplo con la finalidad de mortificar lo sensual para entender. O sea que en los dos observamos la aplicación ambivalente -filosófico y geográfica- de su pensamiento mediante figuras. Su versión simbólica de la imaginación en filosofía supone una gran audacia y modernidad; tanto, quizás, como su innovación lingüística. Pues la vía imaginativa que empleaban para una mejor comprensión, por medio de tropos y símbolos, constituía toda la tecnología a su alcance.

No pretendo reiterar el paralelo entre los dos filósofos, sino promover un comparatismo que pueda ser productivo.[14] Pues, aunque hoy se investiguen más las lenguas en contacto, que los contactos literarios -no tan fácilmente constatables-, así como hemos empezado diciendo que para acercar un texto luliano es útil una traducción acertada, la literatura comparada ayuda asimismo a entenderlo.

El hecho de enfrentar las coincidencias figurativas del LdC -obra temprana en la que Llull asienta su metodología y donde las figuras tienen un valor relevante- con las del autor florentino, puede aportar nuevas valoraciones de la obra de Llull, viajero incansable a Italia, incluyendo la Toscana.

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[1] Julia Butiñá, catedrática de Literatura Catalana Medieval (UNED).

[2] Hasta 2017, en que aparece la versión de Joan Gelabert en catalán actual (7 vols., Sa Pobla: Publicaciones Illa sobre Mar), se solía consultar la edición, agotada, del volumen II de Obres Essencials (Barcelona: Selecta, 1960), pp. 97-1269.

[3] Tuvo lugar en el Cercle Català de Madrid: https://cerclecatala-madrid.net/es/esdeveniment/presentacion-del-vol-i-libro-contemplacion-en-dios-de-ramon-llull/. Se publicó en la Revista de Lenguas y Literaturas Catalana, Gallega y Vasca, 20 (2020): 311-344:

 http://revistas.uned.es/index.php/RLLCGV/article/view/28914

[4] Véase la web del congreso sobre Plaers prohibits (IVITRA, UA, 2020): http://delits.ivitra.ua.es 

[5] Al equipo principal -Matilde Conde, Mª Lluïsa Ordóñez y Carmen Teresa Pabón-, hay que sumar la colaboración de José Higuera, Juan Antonio Ortega, Joan Ribera y Rosa Planas.

[6] Vide Ricardo Da Costa, "Las traducciones en el siglo XXI de los clásicos medievales -tensiones, problemas y soluciones: el Curial e Güelfa", eHumanista/IVITRA 3 (2013): 327-346.

[7] Aunque nuestra obra no presenta casos intraducibles, como deleitividad o elementatividad, como ocurre en el Libro del hombre (op. 94), traducido por Antonio Cortijo en esta misma editorial.

[8] "Cómo el hombre, adorando y contemplando a su Dios glorioso, por la inteligencia moral, entiende la oposición que existe entre el cuerpo y el alma", Libro de Contemplación en Dios, Madrid: Atenea, 2021, III, p. 1026.

[9] "y por esto lo que decimos no entendemos decirlo al pie de la letra, sino al entendimiento", ib., cap. 328, 21, pp. 752-753.

[10] "Qué piensa el hombre de la concordancia y de la oposición que hay entre el entendimiento y la palabra", II, ib., pp. 272-277.

[11] Ib., p. 273.

[12] El convite, Madrid: BAC, 19804, p. 610.

[13] Cfr. II, cap. 175, 25-26, pp. 380-381, n. 172 y 183.

[14] Cfr. "Dels primeríssims humanistes a Llull", eHumanista/IVITRA 18 (2020/2): 166-187.


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